“Dadme una palanca y levantaré al Mundo” Decía el sabio Arquímedes, el más notable de los físicos y matemáticos de la antigüedad. Eduquemos la palanca de la Voluntad en nuestra juventud, y haremos hombres capaces de labrarse un porvenir, diríamos nosotros.
Ya Sócrates afirmaba hace miles de años, que la verdadera educación consistía en la formación de la Voluntad. Se llega al bien, decía Aristóteles, no tanto por el cultivo de la inteligencia, sino por el constante entrenamiento de la voluntad.
Bajo la acción de la voluntad, pueden mejorarse todas las facultades. Con voluntad firme, se vencen los obstáculos y se resuelven todas las dificultades. Con ella, hasta el hombre menos dotado, puede transformarse en un ser fuerte.
Cultivamos el cerebro, ennoblecemos el corazón, pero no educamos la voluntad como debe ser. Y sin embargo, comprendemos que el éxito es siempre el hijo del esfuerzo y de la constancia.
El hombre que ha educado su propia voluntad, bien pronto se convierte en un luchador incansable. Es sobrio, austero, trabajador y honrado. Miremos la vida de los grandes hombres y llegaremos a la conclusión de que triunfaron, gracias a una voluntad férrea.
APRENDIENDO DEL TALENTO DE LOS GRANDES
¡Alejandro en Grecia!, ¡Anibal en Roma!, ¡Carlo Magno en la Edad Media!, ¡Colón en los tiempos Modernos!, Napoleón en la Época Contemporánea. ¿Acaso no fueron hombres de voluntad tenaz, en cuyas manos, estuvo el destino de un Mundo? Y en el orden científico, Marconi, Stevenson, Edison, Gran Bell, Pasteur, Marie Curie. ¿No fueron voluntades luminosas que contribuyeron al glorioso destino del mundo que presenciamos?
En nuestro país, abundan los hombres de talento y de ciencia, artistas, letrados y oradores; pero estamos faltos de hombres de voluntad firma. De allí, que no podemos surgir, como han surgido otros países de América y del Mundo.
¡Nada más perjudicial para un país como el nuestro, que aún existan hombres, por desgracia abundantes, faltos de espíritu viril, firmeza de voluntad y decisión rápida para alcanzar la meta de sus más altas aspiraciones!…
«No canto porque soy feliz, soy feliz porque canto.» William James
Nuestro comportamiento puede cambiar nuestro pensamiento, bases para cultivar la voluntad.
¡JUVENTUD! ¡Cultivad el cerebro! Ennobleced vuestro corazón. Pero, sobre todo, educar tu voluntad, porque es la palanca poderosa con la cual, serás capaz de contribuir a la formación de un país grande, fuerte y digno que todos anhelamos. “La fuerza no proviene de la capacidad física sino de una voluntad indomable.” Mahatma Gandhi
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