Waterloo es una de las batallas más famosas de la historia porque allí fue derrotado el más grande guerrero de todos los tiempos y marca el fin de la era napoleónica.
El 18 de junio de 1815 Napoleón fue vencido por el general ingles Arturo Wellington que, con este triunfo, se cubrió de gloria.
La batalla tomó el nombre de Waterloo -y así pasó a la historia- solamente porque Wellington, que había instalado su cuartel general en ese pequeño pueblo, fechó con el nombre de esa localidad el parte militar de esa acción. Sin embargo, la famosa y decisiva acción bélica se desarrolló cinco kilómetros de la aldea de Waterloo.
Después de su abdicación en 1814, Napoleón fue confinado a la isla de Elba. Su fuga, en febrero de 1815, estremeció a Europa.
LA GRAN BATALLA DE NAPOLEÓN
El gran guerrero volvió a ser el amo de Francia. Los aliados movilizaron sus tropas y reunieron 93,000 hombres a los que debían sumarse los 120,000 del ejército prusiano.
Napoleón contaba con 124,000 soldados para esta campaña y comprendió que debía interponerse entre el ejército aliado que comandaba Wellington y el prusiano bajo el mando supremo del Mariscal Blucher.
Ambos ejércitos estaban en Bélgica y Napoleón quiso destruirlos antes que los ejércitos de Austria y Rusia se concentraran en la frontera oriental de Francia. Para anticiparse a cualquier acción llevó a sus tropas a marchas forzadas a Bélgica.
En las primeras escaramuzas los prusianos fueron derrotados y se retiraron para unirse a Wellington que había retrocedido a Waterloo donde ocupada fuertes posiciones.
El ataque francés más importante, tuvo un éxito inicial derrotando a una brigada holandesa pero luego fue rechazado por tropas británicas.
El VI Cuerpo del ejército galo fue destacado para enfrentar a la vanguardia prusiana que se lanzaba ya sobre el ala derecha francesa. Por otro lado, la famosa caballería francesa, en sucesivas arremetidas, fracasaba en su intento de dispersar a los británicos.
LA DERROTA Y ABDICACIÓN
En dramática decisión Napoleón reúne lo que aún queda de su Guardia Imperial y ordena un asalto final contra el centro de Wellington. Los ingleses rechazan el ataque y la Guardia Imperial se ve obligada a retroceder.
Aparecieron las fuerzas de Blucher y la confusión empezó en el ala derecha francesa. Avanzó Wellington sus líneas con seguridad y firmeza y los franceses iniciaron una retirada que rápidamente se convirtió en una fuga tumultuosa.
La Guardia resistió heroicamente hasta el último, pero el resto del ejército galo se dispersó en poco tiempo.
Un capítulo de la historia acababa de decidirse. Su costo: 30,000 bajas en las tropas de Napoleón y 22,000 en las fuerzas aliadas.
Hasta ahora se discute la razón de esta derrota. Hay quieren culpan a Napoleón. Otros a Grouchy y quienes ameritan a Wellington. Lo cierto es que Napoleón tuvo que abdicar nuevamente y que se inició otra modificación del mapa europeo.
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