Padres solo prometa si va a cumplir, sabiendo o no, es irónico pensar que para prepararse para la labor más difícil y de más responsabilidad, como es la de ser padres, no hay escuela, universidad, ni instituto que nos den las pautas.
Mezcla de sentido común, buenas costumbres y mucho amor, hacemos lo posible por criar a esos pequeños seres que dependen ciento por ciento de nosotros y que son como arcilla por moldear.
Sin embargo, desde el punto de vista de los niños, los padres son el modelo de perfección y cariño en el que ellos buscan apoyo y refugio. Por eso es tan fácil, a veces, decepcionarlos cometiendo errores que, tal vez, son imperceptibles para nosotros pero que para ellos y su mundo simple y confiado pueden significar un abismo de incomprensión que, conforme pase el tiempo, será más difícil de recuperar.
Y aunque no podemos evitar el equivocarnos como cualquier ser humano, si existen algunos puntos que debiéramos tomar en cuenta si tomamos conciencia de que nuestros niños, además de ser nuestros hijos, son seres humanos también.
Una regla sencilla para no decepcionarlos es no prometa algo que no estamos seguros de poder cumplir. Recordemos que para ellos somos infalibles y una promesa no cumplida es como decirles a gritos: NO CONFÍES EN MÍ.
NO CUMPLIR CON DAR LA PALABRA NO ES LO ÚNICO DECEPCIONANTE PARA UN NIÑO
No cometan el error de amenazarlos (ni siquiera en broma) con dejarlos. Sería como quitarles el piso creándoles un sentimiento de desamparo terrible.
Si bien es cierto que todo niño debe obedecer ciertas reglas para formarse un patrón de comportamiento, no exagere la nota y cree normas que el niño pueda realmente cumplir. De lo contrario, vivirá en un estado de frustración perenne.
Una amenaza muy común de algunos niños después de ser reprendidos es “me voy a de la casa”. No se le ocurra seguirle la cuerda porque será como colgarse un letrero que diga “no me importas”. No prometa nada, solo hágalo recapacitar y dele a entender que ustedes se sentirían muy tristes y solos sí él se fuera.
Además, no acapare todas sus decisiones. ¡Él es una persona! Y sólo tomando decisiones formará su propia personalidad.
Si está realmente furioso por algo que él hizo, no lo castigue en ese momento. Procure calmarse un poco, porque cuando uno es presa de la ira puede ser muy hiriente.
La importancia de una mente en crecimiento radica en la actitud, buena predisposición, paciencia y respuesta inmediata de un padre ejemplar, por ello, solo prometa si va a cumplir.
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