LAS AVES Y SU ASOMBROSO DON DEL CANTO

Por mucho tiempo se creyó que las aves nacen con el don del canto desarrollado, una especia de pre programación que les permite -llegada cierta edad- cantar para atraer a su pareja y perpetuar la especie.

Sólo tres de las 216 familias de aves tienen la habilidad de imitar sonidos vocales, entre ellas está los loros, ciertos gorriones y cacatúas como ninfas o cocatiles.

Dentro de la familia de los gorriones, el “aprendizaje vocal” es el dominio exclusivo de las aves cantoras, contrario a los que se creía, demora varios meses el entrenamiento que permite al pájaro reproducir una melodía.

El tiempo de aprendizaje varía, siendo el ruiseñor una de las aves más rápida y hábil para aprender, la parte asombrosa es que tiene la capacidad de la memoria acústica y el sistema propiamente de aprendizaje.

Los experimentos hechos con las aves como los ruiseñores tomados de su nido a los ocho días de nacido, muestran que este no tiene ningún canto grabado en la memoria.

Cuando es expuesto a una melodía, la almacena en su memoria y trata de reproducirla -algo semejante al balbuceo de un niño- con poco éxito.

Tras haber sido expuesto a diversas grabaciones de cantos de aves, y alimentados por su instructor (humano), los ruiseñores comenzaron a reproducir las melodías aprendidas.

En el caso del ruiseñor, el periodo de aprendizaje es de 6 meses y su repertorio puede incluir 900 unidades melódicas, que combina de diversas maneras.

Considerando como el mejor cantor, el ruiseñor usa las unidades de su vasto repertorio combinándolas en grupos de 200 “frases” distintas.

LAS AVES PASAN POR UN EXPERIMENTO DE APRENDIZAJE

Uno de los descubrimientos más asombrosos es la rapidez del aprendizaje, independientemente de la longitud del canto.

Con sólo 15 a 20 repeticiones, el ruiseñor aprende las diversas “frases”, partes de la melodía, independientemente de cuan larga sea.

A tres ruiseñores del experimento les bastó oír 20 veces un programa largo de 60 frases melódicas para reproducirlas con 100%, 93% y 67% de exactitud.

Es más, los cantores han usado elementos de las canciones aprendidas, reordenándolas en diversas formas para crear nuevas canciones.

Después de haber establecido la extraordinaria capacidad y los mecanismos de la memoria de las aves cantoras, los psicólogos los han comparado con la capacidad humana para memorizar música.

A diferencia de las aves, los humanos necesitan 4 veces más tiempo para aprender el doble de información, en otras palabras a medida que se complica la música por aprender, el tiempo crece exponencialmente.

Este no es el caso del ruiseñor, para descubrir el secreto de la habilidad musical del ruiseñor, se ha analizado sus mecanismos de memoria.

La información acústica es subdividida en paquetes, los que son almacenados en una memoria temporal, que funciona con sub memorias, que guardan temporalmente grupo de datos.

Este sistema recuerda mucho la memoria de corto plazo, aunque, en el caso específico de la acumulación de información acústica, parece ser más eficiente.

EL RUISEÑOR SUPERA A LA MAYORÍA DE CANTANTES

No sabemos cómo se compararía Mozart o Bach con un ruiseñor, y sin duda su capacidad de procesamiento y recombinación de elementos acústicos sobrepasa a la del ruiseñor.

Sin embargo, si tomamos en cuenta la diferencia en el tamaño del cerebro y el tiempo de aprendizaje, los ruiseñores están en una categoría musical que sin duda supera a la mayoría de los cantantes conocidos.

En antiguas épocas cuando el ser humano cazaba en bosques, las aves y su don del canto nos servían de referencia acústica para avisarnos con sus cambios sutiles de sonidos de algún peligro.

Las aves cantoras son la maravilla de la naturaleza, se multiplican hasta en las ciudades y en su simpleza y belleza, con sus sonidos y melodías nos llenan de satisfacción y alegría.

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