FRANCISCO BOLOGNESI HÉROE DE LA BATALLA DE ARICA

Francisco Bolognesi muere heroicamente en un sangriento asalto el 7 de junio de 1880. Ningún hecho habrá conmovido ni seguirá conmoviendo tanto el alma de todos los peruanos como su gran sacrificio. Por eso es y seguirá siendo el Héroe de la batalla de Arica.

Y es que Bolognesi tenía el alma grande, inmensamente más grande que el débil cuerpo que lo sostenía, cuando en su interioridad hubo de resolver su sacrificio en aras de la Patria, sufría y no por él sino por el probable caso de que sus compañeros renunciaran al heroísmo, aceptando la propuesta de capitulación, que ofrecía el enemigo, y que a él le era tan repugnante. Por eso, su mayor gozo fue escuchar que todos ellos reclamaban ser los primeros en batalla.

Bolognesi, enseñó al Perú, a la América y al mundo entero -porque las acciones sublimes aprovechan a la Humanidad- el idealismo, que eleva los corazones y diviniza las almas. Idealista, desde joven, su honradez fue la mayor prueba del equilibrio de su espíritu.

BOLOGNESI UN IDEALISTA

Partidario, más tarde, de las causas justas en las revoluciones su idealismo se puso de manifiesto en su acción. Idealista hasta su edad madura, pero idealista excelso y supremo, no pudo ver que su Patria, huérfana de triunfos militares en una guerra tanto más desgraciada cuanto más injusta, dejara de tener un timbre de gloria y de escribir una de aquellas páginas de luz que, rubricadas con sangre, son el testimonio de la fortaleza de espíritu de los débiles y encarnecidos, y constituyen un vencimiento más puro que el del vencedor mismo.

Bolognesi no muere, porque en su avanzada edad poco le importa la vida. Bolognesi muere porque la exquisitez de su alma encuentra bella una muerte así, y por qué su disciplina de soldado romano, le hace amar el deber en la exaltada forma heroica en que lo comprendieron los pueblos antiguos.

CONDICIÓN MILITAR

El coronel Francisco Bolognesi no tiene elementos de defensa; sus soldados son pocos y están casi desarmados; por mar está bloqueado, y por tierra un ejército, tres veces superior al suyo, le propone la vida o la muerte. ¿Por qué acepta ésta Bolognesi y prefiere quemar su último cartucho? Ah, ¡En verdad que los egoístas no se sabrán explicar nunca semejante acción!

Héroe de Arica, será, la mayor honra de nuestra estirpe. Su nombre deberá bendecirlo el niño, repetirlo el joven, de memoria, junto con su hazaña, y referirlo el viejo a sus nietezuelos. Bolognesi encarna todas las virtudes. Bolognesi fue generoso, abnegado, patriota e idealista.

BIOGRAFÍA DE UN HÉROE

Nació en Lima, el 4 de noviembre de 1816, cuando la corriente emancipadora estremecía al nuevo mundo. Fueron sus padres, el genovés don Andrés Bolognesi y la matrona arequipeña doña Juana Cervantes. Fue bautizado el 8 de noviembre en la Parroquia de San Sebastián, la misma en que fuera bautizada Santa Rosa de Lima, primera santa de América.

A los 8 años de edad, ingreso al Seminario de Arequipa, ciudad donde se habían trasladado y radicado sus padres. Terminados sus estudios, a los 16 años ingresa como empleado a una importante firma comercial y a los 24 años se encontraba trabajando por su cuenta en actividades comerciales. Por su modestia y caballerosidad, conquistó afectos en la ciudad mistiana.

Sin embargo, la carrera de las armas que llevaba dormida afloró en su personalidad, cuando Vivanco y Castilla, los eternos rivales, peleaban en el combate de Carmen Alto. En esa ocasión, Bolognesi va hacia el campo donde se definían los destinos de ambos caudillos y contempla entusiasmado los azares de la lucha. Una bala le derriba del caballo que montaba y otra le despoja de su sombreo y cuando la lucha termina, ingresa a la ciudad confundido con la tropa del vencedor.

Castilla le ofrece una plaza en su ejército. Bolognesi no accede por razones familiares y de nuevo se enfrasca en sus actividades comerciales, internándose en las selvas sureñas para extraer cascarilla (planta medicinal).

ESTABLECIENDO SU FORMACIÓN MILITAR DE BOLOGNESI

Llega el año 1853, año que marca la nueva etapa de su vida. Incidencias con la vecina República de Bolivia, hacen que el ejército peruano entre en acción. El patriotismo arequipeño se manifiesta y forma la llamada Guardia Nacional. En ella se enrola Bolognesi y comienza su ascendente carrera militar como 2do. jefe de un regimiento de Caballería, posteriormente fiel a su causa de Ramón Castilla, alcanza el grado de coronel, a los 38 años de edad.

Comisionado por Ramón Castilla, viaja a Europa donde reside dos años, perfeccionándose en el arma de artillería y hace adquisiciones para el ejército peruano, como lo famosos cañones Blakely, que fueron tan eficaces en la gloriosa jornada del 2 de mayo de 1866, en el Callao contra el intento de colonización de los españoles.

Cuando en 1879, Chile declaró la guerra al Perú, el general Buendía, encargado de organizar el ejército que debía operar en Tarapacá, y conocedor de los altos méritos militares y personales del coronel Bolognesi, lo incluyó entre sus jefes.

Después de Tarapacá, el coronel Bolognesi es encargado de defender la plaza de Arica. Disponía solamente de 1245 soldados, mal apertrechados, con escasas municiones. Sin embargo, el coronel Bolognesi aceptó la tarea y emplazó sus fortificaciones en el legendario morro.

LUCHAR HASTA EL ÚLTIMO CARTUCHO

El 5 de junio de 1880, un parlamentario chileno del general Baquedano pide la rendición de Arica. Bolognesi contestaba: “Tengo deberes sagrados, y los cumpliré quemando el último cartucho”.

Luego, llamando a Consejo de oficiales, obtiene de ellos la misma respuesta patriótica, actitud de Juan Guillermo More, Alfonso Ugarte, José Joaquín Inclán, Justo Arias y Aragüez, Marcelino Varela, Mariano E. Bustamante, Ricardo O’Donovan, Ramón Zavala, Roque Sáenz Peña, etc.

Al amanecer del día 7 de junio, los chilenos atacaron con furia y con la fuerza avasalladora de la superioridad numérica y mejores armas. Fue una lucha feroz, sangrienta, cuerpo a cuerpo.

Los defensores del Morro, cobraban con sangre enemiga cada palmo de suelo. El coronel Bolognesi, entre la nube asfixiante de la descarga cerrada, cae con un balazo en la cabeza y después de disparar la última bala de su revólver, caído ya en tierra, un soldado chileno le destriza de un culatazo la frente altiva. Alfonso Ugarte envuelto en el pabellón bicolor, se arroja al abismo en su caballo.

También han caído en el campo de batalla, Inclán, Zavala, Arias y Aragüez, O’Donovan, Espinoza, Becerra, Bustamante, Cornejo y toda la tropa.

Eran las 8 de la mañana y todo había terminado: “Tendido estaba el héroe: ahí tendido. Las canas, envolviendo la cabeza como pálidas nieves de tristeza; la macilenta faz en un extraño fulgor bañada; el corazón herido… Breve espacio ocupada sobre el suelo; ¿más qué su breve corporal tamaño, si su alma sola llenaría el cielo?… (José Santos Chocano “La Epopeya del Morro”).

MONUMENTO A FRANCISCO BOLOGNESI

La explanada circular donde se sitúa la plaza Bolognesi surgió a partir del derrumbe de las murallas de Lima, entre los años 1868 y 1870.

Ubicada en el límite entre los distritos de Breña y Cercado de Lima, la Plaza Bolognesi es uno de los espacios públicos más emblemáticos dedicada al héroe Francisco Bolognesi, su plana mayor y al ejército que le acompaño.

Los murales en distintas partes de Lima y Callao son un recordatorio y homenaje al héroe de Arica.

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