NÚMERO TRECE: ENCIERRA TEMOR MAGIA Y LEYENDA

La leyenda mágica del Número Trece encierra temor, magia y leyenda, se presenta como clave del misterio y emblema de poder mágico, que no debe ser nombrado ni utilizado, por representar el poder supremo del “Maestro del Enigma”.

Cuando el trece potencia su maleficio con el día martes -regido por el planeta Marte, de la violencia, las armas y la guerra- la creencia tanto clásica como popular, no puede sino entenderlo como un símbolo inequívoco de mal augurio.

En broma y en serio, tanto los personajes trascendentales de la historia, como los simples mortales, temen al martes 13 como fecha propicia de desgracias y circunstancias sorpresivamente adversas.

El refrán popular sentencia: “En martes… ni te cases ni te embarques… y quien lo hace en trece… se lo merece”. La segunda parte del proverbio es muy poco conocida, pero figura en diversos relatos antiguos de caballería, así como en las leyendas del rey Arturo y el mago Merlín.

Una canción muy popular por los años 40 decía: “ya sabes que es trece y martes, ni te cases ni te embarques”.

El ingenio de las viejas limeña solía añadir: “ni de tu casa te apartes”.

EL ORIGEN DEL MALEFICIO TRECE

Según antiguos tratados de ocultismo, en la antigua Caldea, cuna de la astrología y las ciencias mágicas, se estableció por primera vez en la historia, los ciclos horarios (de doce horas), como grados para la fortuna y el infortunio. En tiempos romanos, se llamarían “horas fastas… y nefastas”.

Los mismos caldeos, en cuyo perdido lenguaje, la palabra “magus” servía para designar a los sacerdotes dominadores del misterio, establecieron “la hora trece” y “la hora veinticinco”, para señalar el punto en el cual se ingresaba a un tiempo irreal y enigmático, donde podía suceder “todo lo contrario a lo previsto”. Significativamente, siglos más tarde, el gran escritor rumano Virgil Georgiu plasmó en una magistral novela lo que ocurrió en su país, cuando empezó a ser víctima de una dictadura despiadada, cuyos designios nadie podía entender ni anticipar. La llamó “La hora veinticinco”. Es decir, algo así como “La hora trece”, la temida medianoche de los fantasmas y la posesión diabólica.

LA CÁBALA ASTROLÓGICA

En astrología, el día martes se entiende efectivamente como influido por el planeta Marte, y su auspicio favorece proyectos de expansión, transacciones relacionadas con el cobre, las armas y entendimiento con militares o personajes de poder.

Esto es particularmente válido para las personas nacidas bajo el signo de Aries y el signo de Capricornio. Cuando se trata de un “Martes o Viernes Trece”, un astrólogo serio tiene que formular sus predicciones con sumo cuidado, pues el elemento de “cábala numerológica” puede hacer contradictorio cualquier vaticinio. Especialmente en el caso de personas cuyo subconsciente contenga elementos sugestivos que condicionen efectos considerados como “fatales”.

EL PISO TRECE NO EXISTE

Algunas personas que hacen gala de su escepticismo se ven en serios aprietos cuando tratan de explicar verdades tales como la no existencia del “Piso 13” en ningún edificio, así como no hay ningún tren del mundo ni en avión de línea aérea alguna “el asiento número trece”.

En el lado siniestro de la vida, no hay que olvidar que en los países en los cuales se mantuvo vigente la pena de muerte por la horca, el patíbulo, la escalera hacia la ejecución… tenía estas la cantidad de trece peldaños.

En la historia de las hermandades sagradas, el número trece ha representado siempre al “Maestro”, siendo el magno ejemplo de esta aseveración, el de Jesucristo y sus doce apóstoles.

Encontramos, pues, un importante asidero de leyenda mágica para esta vieja superstición.

El Trece sería -según esto- un número cargado de misterioso poder, que se vuelve contra el osado que lo desafía, emprendiendo acciones de riesgo el casarse, viajar, hacer inversiones de dinero, intervenir en complejos políticos, cuando tal símbolo mágico se hace presente en el calendario. Estando Marte de por medio… la situación resulta más peligrosa.

Esta es la realidad, en lo que atañe a la leyenda mágica del “Martes o Viernes Trece”. La experiencia nos aconseja respetar aquello que si bien no podemos explicarnos a plenitud, es conservado como patrimonio de quienes tienen a su favor milenios de observación y experiencias, no siempre gratas con el “Martes 13”.