ORIGEN DEL DÍA DE LA MADRE, UNA MUJER, UN ÁNGEL

ORIGEN DEL DÍA DE LA MADRE, UNA MUJER, UN ÁNGEL

El segundo domingo de mayo se festeja el Día de la Madre, mujer que tiene mucho de ángel y la recordamos con indescriptible júbilo. Es de fiesta familiar y de profundo significado espiritual en que esposos e hijos rivalizan en obsequiar la reina del hogar.

A su difusión contribuyen desde guarderías, colegios y demás centros de educación, con la celebración de actos destinados a estimular en los niños el amor filial.

¿QUIÉN FUE ANNA JARVIS?

La idea se debió a la norteamericana Anna Jarvis y hoy el homenaje a las madres se lleva a cabo en casi todas las ciudades del mundo.

ORIGEN DEL DÍA DE LA MADRE, UNA MUJER, UN ÁNGEL

Anna Jarvis nació en Filadelfia, Estados Unidos de Norteamérica en 1864, de un hogar acomodado, quedó huérfana de padre y su madre asumió las funciones de jefe de familia recibiendo de ella los cuidados y cariño propio de una madre.

Cuando Anna fue mayor, se convirtió en una verdadera ayuda para su madre, y en una cariñosa y dedicada compañera de su hermanita menor que era ciega, pero como es de esperar para todo ser humano, un domingo de mayo de 1905 la mamá de Anna murió.

Enloquecida de dolor por la pérdida tan irreparable, Anna decidió establecer un homenaje permanente a todas las madres del mundo.

En esa ocasión, mandó a hacer en las iglesias de su ciudad, homenajes a las madres desaparecidas, esa costumbre fue expandiéndose primero a Canadá y México, más tarde a los países del continente sudamericano, África, China, Japón y otros.

TAREA DE TODA UNA VIDA “EL DÍA DE LA MADRE”

En 1912, Anna quien era mujer hermosa y muy activa, dedicó todos sus esfuerzos a perennizar ese día y en 1912 logró la fundación de la Asociación Internacional del Día de la Madre.

El Presidente Wilson, autorizado por el Senado, proclamó en 1914, Día de la Madre el segundo domingo de mayo.

Asimismo consiguió que el Congreso de los Estados Unidos votara una Resolución para que los representantes de los poderes públicos llevaran como homenaje a las madres, un clavel blanco cada segundo domingo de mayo.

ORIGEN DEL DÍA DE LA MADRE, UNA MUJER, UN ÁNGEL

Hubo algunos años que, en esa fecha, se izaba la bandera nacional en todos los edificios públicos.

Luego, a la costumbre de las flores blancas se agregó la diferencia con flores rojas a los que tiene su madre viva, y flores blancas para aquellos que la perdieron.

Sin embargo, por esas cosas contradictorias que pasan en el mundo, Anna murió a los 60 años sin haber tenido el privilegio de ser madre.

En los últimos años de su vida lucho indesmayablemente, hasta quedarse pobre, porque el día que había consagrado a las madres del mundo no sirviera de pretexto a los comerciantes que con ese motivo hacen fabulosa venta de regalos.

Todo fue inútil, su gran triunfo para ella fue su derrota.

SEGUNDO DOMINGO DE MAYO DÍA DE LAS MADRES

En el Perú, también se recuerda el Día de la Madre, el segundo domingo del mes de Mayo y en 1924, un grupo de estudiantes universitarios denominado “Ariel”, realizaron campaña para establecer en nuestro país, la celebración Día de la Madre.

Este grupo lo presidia, Carlos Alberto Izaguirre y colaboraron con él, Raúl Valenzuela, Sebastián Vega, Andrés Avelino Galarza, Carlos Shiaffino y otros miembros de la agrupación “Ariel“.

Carlos Alberto Izaguirre destacó como político llegando a representar a su departamento, Ancash, como Senador de la República, ¡Que feliz iniciativa!

Comprendemos que es muy difícil hablar de amor al amor mismo, pero nuestros labios y nuestro propio corazón, no podrían permanecer indiferente ante esta magna fecha.

ORIGEN DEL DÍA DE LA MADRE, UNA MUJER, UN ÁNGEL

LA MADRE ES AQUELLA BENDITA MUJER A QUIEN DEBEMOS LA VIDA

La madre es caricia, amparo, maestra, amiga, ejemplo, su regazo es consuelo y ternura, todo ella es amor.

La madre es la que vela nuestro sueño, es la que seca nuestras lágrimas en todo instante de la vida, es la que sufre con nuestro dolor.

La abnegación de madre y sin medida y el amor en su pecho es incesante.

Todos sus sentimientos traspasan los linderos de la vida, la madre es un mar interminable de consejos, es un átomo de dolor.

La madre es la flor más hermosa en el jardín de la naturaleza.

El amor de madre es el más desinteresado y el más fuerte de todos los afectos, es el único que no concede límites, ni resentimientos, y ambiciones vacías.

LA MADRE ES LA FUENTE DEL MÁS INMENSO AMOR, DE TERNURA Y DE PERDÓN

El gran poeta José Selgas, dice: “Las madres son las que cubren de ángeles la tierra, la madre es una cosa que el niño ama y el hombre olvida, la madre es un amor hecho a prueba de toda clase de dolores y todo género de ingratitud”.

La madre es un corazón que no se cansa de sufrir y un alma que no deja un momento de querer.

Amanda García y Illanes dice: “Madre, yo no quiero que te hieran, yo no quiero que te roben la flor de una sonrisa, yo no quiero fulgor sangriento en tus pupilas, cuando para ti son, océanos y cielos”.

Aunque seamos huérfanos, no olvidamos que ella estará siempre con nosotros en todos los instantes de la vida, porque una madre jamás abandona sus hijos.

En esta vida necesita el hombre pan para el cuerpo y para el alma amor, entonces… ¿Qué mejor y más puro amor que el de una MADRE?

MUJER QUE TIENE ALGO DE DIOS Y MUCHO DE ÁNGEL

Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados, una mujer que siendo joven tiene la reflexión de una anciana, y en la vejez, trabaja con el vigor de la juventud.

Una mujer que si es ignorante descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio, y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños.

Siendo pobre se satisface con la felicidad de los que ama y siendo rica, daría con gusto su tesoro por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud.

Aquella que se estremece con el llanto de un niño y siendo débil se reviste a veces con la bravura del león.

FELIZ DÍA DE LA MADRE

Mientras vive no la sabemos estimar, porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero después de muerta daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla de nuevo un solo instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus labios.

De esa mujer no me exijas el nombre si no quieres que empape con lágrimas nuestro álbum, porque ya la vi pasar en mi camino. Cuando crezcan los hijos leerles estas palabras, y ellos, cubriendo de besos nuestra frente, nos dirán que un humilde viajero, en pago ha dejado aquí para todos y para ellos un boceto del retrato de su madre.

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