HISTORIA LEGENDARIA DEL ANTIGUO EGIPTO (II)

NUEVO IMPERIO DE EGIPTO, SEGUNDA ÉPOCA TEBANA (1,580 AC – 1,085 AC)

Egipto se reveló ante el mundo como una nación conquistadora, por el odio a los asiáticos que les habían sojuzgado en el tiempo de los hicksos, por eso los egipcios invadieron a su vez Asia.

Bajo el nuevo imperio, Egipto tenía por objeto asegurar el dominio de Palestina y Siria, es así que chocó con potencias rivales que ambicionaban igualmente esas posesiones.

Durante la XVIII Dinastía impuso a todas su voluntad, no solamente como árbitro sino el elemento capital de la historia de Asia Anterior. Fue así que en el reino Tebano «Tebas» fue la capital del mundo, lugar donde convergían las tributos de los pueblos de Asia y el Alto Nilo.

Egipto acumulo riquezas fabulosas añadidas a la cuantiosa mano de obra proporcionada por los prisioneros de guerra, esto permitió a los reyes del Nuevo Imperio emprender la construcción de templos gigantescos que con las tumbas prodigiosas del Valle de los Reyes, iban a atestiguar por los siglos de los siglos la pujante civilización de esa época.

XXXI DINASTÍA (342 AC – 332 AC) Y ÉPOCA PTOLEMAICA

Los tres últimos reyes Aqueménidas fueron clasificados por Manetón en la XXXI Dinastía, también llamada Persa.

Durante esa corta ocupación, se produjo un alzamiento nacional encabezado por Kabash, el cual logró hacerse proclamar Rey.

Éste soberano fue el último animador de la independencia, después de su derrota Egipto volvió a caer bajo el yugo Persa.

Alejandro Magno (332 AC), fue recibido en Egipto como libertador luego de vencer a Darío III Codomano en Iso, ocupó el país y se proclamó Rey, esta fecha señala en la historia de Egipto el comienzo de una nueva era.

El corto paso de Alejandro Magno por Egipto tuvo algunas consecuencias para el joven conquistador macedonio, lo mismo que para Egipto, gobernado en lo sucesivo por soberanos helenistas que aun presentándose como nuevos faraones protectores de la religión tradicional, impusieron al país un sistema de gobierno griego.

La nueva capital, Alejandría, fundada por Alejandro, convirtiéndose bajo los Ptolomeo en hogar del helenismo.

EL EGIPTO ROMANO

Provincia imperial, Egipto fue patrimonio personal del emperador. Los emperadores romanos utilizaron el sello faraónico y prosiguieron las construcciones de templos, razón por la cual los egipcios le consideraron herederos legítimos de los Lagidas, y por su condición de faraones, les ofrecieron el cultivo divino.

Un representante imperial, con el título de prefecto egipcio, gobernaba el país a manera de virrey, es decir, disponía de todos los poderes civiles y militares.

El ejército de ocupación se componía de tres legiones en tiempos de Augusto, de dos en los de Tiberio y de una desde Trajano.

Desde el punto de vista administrativo, los romanos conservaron hasta el reinado de Diocleciano buena parte del mecanismo de que se sirvieron los Ptolomeo y continuaron empleando el griego como lengua oficial.

Además de sus impuestos regulares, sumamente gravosos, Egipto debía pagar anualmente a Roma un tributo en trigo. El periodo de indisciplina militar que ocupó todo el siglo III fue particularmente nefasto para Egipto.

Diocleciano, después de haber organizado el imperio e incorporado el valle del Nilo a las diócesis de Oriente, se trasladó Egipto para combatir a Aquileo, prefecto rebelde. y tras un largo sitio, Diocleciano se apoderó de Alejandría y la saqueó (296 AC).

En el momento en que Constantino proclamó el cristianismo como religión de Estado, buena parte de la población de Egipto había aceptado ya la nueva religión.

EL EGIPTO BIZANTINO

La dominación de Bizancio no alteró nada al estatuto económico y político de Egipto. Los emperadores de Oriente explotaron a Egipto tanto o más que los emperadores romanos.

No obstante, la autoridad del prefecto se esfumó poco a poco ante la del patriarca de Alejandría, sucesor tradicional del apóstol San Marcos, y las controversias religiosas fueron constantes durante tres siglos y medio.

Estas controversias encontraron su ambiente ideal en los innumerables monasterios cuya institución, debida a San Antonio y San Pacomio, se extendió a los demás países cristianos.

Las luchas de dogmáticas tomaron en Egipto un carácter particularmente violento. La herejía arriana, favorecida, hasta Teodosio, por los emperadores de Oriente, que reservaban el patriarcado para un obispo de esa secta, fue uno de los motivos de discordia.

Teodosio desposeyó a los arrianos del patriarcado y de las iglesias en favor de los ortodoxos. Persiguió, además con la colaboración del patriarca Teófilo, a los arrianos y a los paganos (edicto de 389).

EL PATRIARCA DIÓSCORO

Sucesor del patriarca Cirilo, fue partidario fervoroso de Eutiques, cuya doctrina fue condenada por el concilio de Calzedonia, propasó el monofísismo y consiguió ganar a su causa a todo Egipto, con lo cual provocó la ruptura entre las iglesias egipcias (copta) y griega, pero el emperador marciano mando fuerzas a Egipto e impuso la expulsión del patriarca, no obstante; durante el reinado de Anastasio la doctrina monofisita de Eutiques prevaleció definitivamente.

La historia del último siglo de la dominación bizantina en Egipto se distinguió por las luchas sangrientas que acompañaron a la elección de cada patriarca: el emperador imponía siempre su candidato al de los alejandrinos.

La situación empeoró de tal modo que Egipto llegó a desear una invasión extranjera. Así, cuando en 615 AC los persas sasánidas invadieron Egipto, fueron recibidos por egipcios y judíos como liberadores.

En 639 AC, Amrú, lugarteniente del califa Omar, penetró en Egipto y sitio Alejandría, donde los bizantinos resistieron con energía.

Más faltos de socorro de Bizancio, los sitiados en Alejandría se rindieron en 640 AC. Egipto cambió del yugo de los emperadores bizantinos por el de los califas de Bagdad.

LA RELIGIÓN EGIPCIA

La religión egipcia no se fundaba en la unidad del dogma, sino en la del culto. Los dioses de los diferentes santuarios eran adorados por todos, pero comprendidos de manera distinta.

Un sector veía en ellos héroes de aventuras mitológicas; otro sector veía alegorías de carácter moral; mientras que otros, expresiones de entidades metafísicas; y muchos, en fin, adoraban sus imágenes como fetiches.

Al margen de la religión, y penetrando en lo hondo de las manifestaciones populares, la magia tuvo en Egipto un crédito constante, no solo entre la multitud no orante, sino entre la misma clase cultivada.

Aunque sin relación con los templos y sus ritos, la magia inspiró las prácticas funerarias, y su fórmula fueron compiladas en el Libro de las Pirámides, en el Libro de los Sarcófagos y en el famoso Libro de los Muertos, cuyas páginas eran copiadas en hojas de papiro y depositadas bajo las vendas de las momias.

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4 pensamiento sobre “HISTORIA LEGENDARIA DEL ANTIGUO EGIPTO (II)

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