¿Quién es Papá Noel, Santa Claus o San Nicolás? Creemos, que los fieles del Niño Jesús, más por mala información que por mala fe están cometiendo una injusticia con aquella risueña figura de la Navidad, cuyo rol en la celebración se ha circunscrito a viajar en la Nochebuena en un trineo tirado por renos, llevando una gran bolsa repleta de juguetes, para repartirlos entre los niños descendiendo por las chimeneas.
Por cierto, que los comerciantes de todo el mundo se valen de él para incrementar sus ventas, pues su imagen parece ejercer una suerte de hechizo para grandes y chicos.
Los adultos, con el niño recóndito que llevan dentro, innegablemente, ven en el anciano pascual, un pasaje de la niñez, un sueño realizado; el juguete que no llegó aquella Nochebuena lejana.
Y los niños esperan demasiado de él. Es que los ensueños infantiles son tan vastos que la cabecita de un niño es una gigantesca juguetería. Una inocente conveniencia guía su afecto por el viejito navideño.
SANTA CLAUS, UN VIEJITO PASCUAL
Es decir, pues, que la participación de Papá Noel en la máxima efemérides de la Cristiandad, se ha limitado al simple papel de repartidor de juguetes o de promotor de ventas, sin aspirar jamás al trono del Niño Dios.
Cualquier otra cosa que se diga en contrario, resultaría desmentida por los hechos, pues en honor del Niño Dios son los villancicos, la Misa de Gallo. En ningún hogar auténticamente cristiano, falta, además del árbol, el Nacimiento. Y nadie que esté en sus cabales, osaría quitar de su sitio en el Nacimiento al Salvador recién nacido para reemplazarlo por Papá Noel.
Como se está viendo, el viejito pascual, cumple en la fiesta un rol de partiquino si se quiere, pero sin amenazar en modo alguno el reinado de Jesús.
¿QUIÉN ES PAPÁ NOEL COMO SE LE CONOCE EN LOS PAISES SAJONES?
¿Es un personaje mitológico inventado por los comerciantes nórdicos para incrementar sus ventas de fin de año? ¿O se trata de un fantoche neo-pagano que amenaza desnaturalizar el gran feriado cristiano de Navidad?
Sin duda, existe el riesgo de que así sea interpretado, y por un exceso de celo se llegue a desterrar su recuerdo en la Noche de las Noches.
Nada podría ser más injusto hacia uno de los grandes santos de la iglesia. Al loable movimiento moderno para que se conmemore digna y cristianamente el Nacimiento del Redentor, tal vez cabría agregar uno para “rescatar” a Papá Noel o Santa Claus del abuso de la publicidad y así dejar ver a través de su disfraz la verdadera y venerable figura de San Nicolás de Bari.
Tal vez ningún otro santo -descontando por supuesto a la Virgen María- ha sido tan amado en los primeros siglos del cristianismo. Hay en el mundo más iglesias bajo su advocación que en honor de ningún santo.
En Gran Bretaña solamente, hay 400; en la ciudad de Roma, 60 iglesias llevan su nombre. Es igualmente honrado por los fieles del rito romano y del oriental.
En vida ya era considerado el patrono de los niños y de los marineros; posteriormente fue adoptado por comerciantes y prestamistas, esclavos y prisioneros, jóvenes casaderas, ricos propietarios y hasta por bandoleros. En cada caso existe algún episodio de su vida que justifica la especial invocación.
HISTORIA Y LEYENDA DE SAN NICOLÁS
No es fácil desenmarañar la historia y la leyenda de la vida de San Nicolás; pero de los datos fehacientes de su biografía surge la figura de un hombre extraordinario que nació el año 271 en la ciudad de Patara, en las costas de Asia Menor.
Sus padres eran cristianos, pues aquella región había sido evangelizada por San Pablo dos siglos antes, y muchas familias habían conservado intacta la fe.
De su niñez se cuentan fantásticos prodigios, pero casi todos han sido rechazados por los hagiógrafos modernos, como el hecho de que siendo un niño de pecho se negaba a tomar alimento en los días de ayuno y que, en su primer baño, apenas nacido, se pudo de pie con las manos juntas en actitud de oración.
Tales leyendas más pintorescas que edificantes, nada agregan al prestigio del santo de cuya vida se conocen hecho que justifican plenamente el amor que durante siglos le ha profesado el cristianismo.
Sus padres murieron cuando era aún muy joven y le dejaron -hijo único- dueño de cuantiosos bienes. Pronto tuvo ocasión de demostrar su generosidad. Supo que uno de sus vecinos, un rico mercader, había sufrido un quebranto de fortuna y se encontraba desesperado por no poder proveer a su hija mayor de una dote adecuada.
SAN NICOLÁS ANÓNIMO BENEFACTOR
Nicolás, en secreto, y con gran cautela, se acercó una noche a la casa e introdujo por la ventana una bolsa con monedas de oro; así pudo celebrarse el casamiento de la joven. Al poco tiempo, volvió a hacer lo mismo para que pudiera casarse la segunda.
El padre, agradecido, pero lleno de curiosidad por conocer al anónimo benefactor, cuando llegó el momento de concertar la boda de la tercera de sus hijas, quedó en vela noche tras noche para ver si se repetía el espléndido regalo.
Efectivamente, así pudo sorprender a Nicolás en momentos en que dejaba la bolsa con la dote y por más que el bondadoso joven le pidió que a nadie lo contara, el mercader publicó su magnanimidad a todos los vientos.
Por aquel episodio suele representarse al santo con tres bolsas o monedas de oro. Y las bolas doradas que tradicionalmente colocan como símbolo en sus puertas los prestamistas del mundo entero se derivan de aquellas tres bolsas.
También por ese episodio San Nicolás es invocado como patrono por las jóvenes casaderas. En cierta ocasión el santo emprendió una peregrinación a Palestina. Por los numerosos incidentes que ocurrieron durante el viaje, por las tempestades que calmó con sus oraciones y los naufragios que evitó, San Nicolás pasó a ser el patrono de marinos y navegantes.
EXTRAÑA CONFUSIÓN
Para celebrar su fiesta -el 6 de diciembre- en todo el norte de Europa y en el Asia cristiana se les obsequiaba juguetes a los niños. Estos juguetes se les daba “de parte” de San Nicolás.
En Suecia y Noruega se suponía que era el santo en persona quien hacía el reparto; para cruzar las estepas nevadas usaba un trineo tirado por renos y como tenía mucho camino que recorrer, no tenía tiempo para llamar a la puerta y dejaba caer los juguetes por la chimenea.
SU TRANSFORMACIÓN
¿Cómo se transformó San Nicolás en Santa Claus? ¿Y cómo vino a confundirse su fiesta con la de la Navidad?
Todo parece cuestión del destino. Originalmente, su nombre era conocido en latín, el idioma oficial de la Iglesia, como Sanctus Nicolaus, que los holandeses pronunciaron primero Sin Nicolaes y luego Sinta Glaes que, a su vez, al pasar a Inglaterra se transformó en Santa Claus.
Por uno de esos misterios etimológicos, Santa Claus se convirtió en los países latinos en Papá Noel, en los que se ha contribuido a perennizarse en la imaginación de todos y ahora pertenece sin duda alguna como parte de la celebración de la máxima fecha del cristianismo, aunque tristemente para muchos como una figura odiosa indigna de ser tomada en cuenta en la más hermosa fiesta del año.
Para el año 1087, sus restos de San Nicolás fueron trasladados a la ciudad de Bari (Italia), lugar donde se construyó una iglesia en memoria de este gran benefactor y que es más conocido mundialmente como Papá Noel.
Finalmente, este gordito bonachón es quien acepta y recibe gratamente los pedidos y las necesidades más caprichosas. Papá Noel recorre el mundo incansablemente en la noche buena para darnos esa alegría y materializarlas como regalo.
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