De vez en cuando son noticia. Y es que vienen y se van. Hablamos, claro, de esos vertiginosos amigos de nuestro universo que cuando se acercan mucho causan espanto, y cuando se van, nos mueven la nostalgia: los cometas. En el año 2061, precisamente un 28 de julio volverá a visitarnos el Cometa Halley y este a su vez coloca de teloneros a varios cometas con rango de orbita solar más pequeñas.
Por ahora dos noticias vienen a agitar el cotarro espacial, una viene de la astronomía, la otra de la literatura.
La primera nos dice que el casi desconocido cometa 144P/Kushida, descubierto el 8 de enero de 1994, ha sido invitado a una ardiente cita solar desde el 12 de diciembre del 2023 y será observado por potentes prismáticos y pequeños telescopios; su punto máximo de aproximación a la Tierra será para el 25 de enero de 2024.
Para entonces, el cometa avistado por primera vez por Yoshio Kushida en el observatorio de la base sur de Yatsugatake, en Japón y con un periodo orbital de 7,6 años, bastante corto en comparación con otros visitantes del sistema solar.
Pasará tan cerca a la Tierra, que podremos ver casi en nuestras narices su blanca superficie de hielo -sí, los cometas están cubiertos de hielo- antes de que probablemente… se derrita un buen porcentaje de su masa por el calor del Sol.
Para los astrónomos se trata de un fenómeno sin precedentes: este pequeño cometa, quizá desaparezca completamente ante nuestros ojos. Eso sí, si sobrevive a la cercanía, el cometa quedará girando por algunas décadas en la órbita solar, y será aún más interesante su estudio.
UNA VISITA AL COMETA: ¿FANTASÍA O FICCIÓN?
Bueno, ésta es la primera noticia. La otra, aunque ficticia, no es menos fantástica. ¿Se imaginan a una delegación terrestre desembarcando sobre un cometa como 144P/Kushida? Piense nada más lo que puede ser visitar no un cometita como 144P/Kushida sino con un señor cometa como el Halley, con una superficie mucho mayor.
Estamos en el año 2061, el protagonista de la historia, el cometa Halley. Una nave enviada desde la Tierra a un cometa mucho más fácil de ubicar. La nave formaría parte de un proyecto de la Agencia Espacial Europea, y con una tripulación mixta de científicos y pasajeros que pagaron su pasaje ida y vuelta.
De pronto surge la posibilidad de llegar al Halley y el día de la gloria se consuma. Mientras los científicos vagan por la superficie helada de la cabeza sólida, tomando muestreos. Aquel que tome en sus manos una pequeña bola de nieve extraterrestre llorará de emoción.
Este argumento de “2061, Odisea del espacio”. La fecha del encuentro es justamente aquella en que la Tierra espera tener una nueva cita con el Halley. Quizá para entonces -como lo prevé aquellos escritores de ciencia ficción- tomemos al inquietante cometa… en nuestras manos.
RECIENTES
