En el desierto egipcio, a 120 kilómetros de El Cairo, un grupo de paleontólogos norteamericanos hicieron un gran descubrimiento al hallar los huesos de una ballena prehistórica que tenía patas. ¡Así es, una ballena con patas!
Charles Darwin bailaría en un pie de contento si viviera por el gran descubrimiento de estos estudiosos y que respaldaría la famosa teoría de la “Evolución de las especies”.
Los paleontólogos creen que la ballena vivió unos 40 millones de años atrás y pertenece a una especie perdida en la historia del desarrollo de los cetáceos. Tiene dos piernas atrofiadas con patas de tres dedos que se extienden de la región pélvica del animal a dos tercios de distancia entre la cabeza y la cola. Fue bautizada con el nombre de “Basilosaurus Isis”.
Las ballenas son mamíferos que se desarrollaron a partir de animales que en algún momento vivieron en la superficie terrestre. Con el tiempo, las patas de las ballenas primitivas se fueron modificando hasta transformarse en las actuales aletas.
Aun hoy dentro de éstas pueden encontrarse las huellas de huesos de dedos atrofiados. Los paleontólogos están estudiando fósiles de ballenas desde hace 180 años y nunca hasta ahora habían encontrado una estructura semejante.
GRAN ENIGMA DEL MAMÍFERO BASILOSAURUS ISIS
Los antepasados más remotos de las ballenas cambiaron de hábitat, es decir, optaron por el mar en lugar de la tierra, hace más de 50 millones de años, 10 antes de la época en que el “Basilosaurus Isis” vivió.
Los científicos no saben aún a ciencia cierta cuál puede haber sido la utilidad de las piernas traseras del animal e incluso se muestran sorprendidos porque eran sumamente pequeñas lo cual dificulta que pudieran haber servido para la locomoción.
Y no es de extrañarse pues se han encontrado otros animales con similar situación, por ejemplo el tiranosaurio rex, llevaba dos bracitos de un tamaño completamente desproporcionado si se le compara con sus piernas y la utilidad de estas aún sigue siendo un enigma.
Otros científicos creen que las patas del “Basilosaurus Isis” podría haber tenido la función de alinear el cuerpo del macho sobre el de la hembra en el momento del apareamiento. Lo que no cabe duda es que, en algún momento, existieron ¡ballenas con patas! aunque éstas no sirvieran para andar sino para ayudar a reproducirse.
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