LA PRIMAVERA REPRESENTANDA POR LA MITOLOGÍA GRIEGA

La primavera es la estación que comienza astronómicamente en el equinoccio del mismo nombre y concluye con el solsticio de verano. En el hemisferio meridional comprende desde el 21 de setiembre hasta el 21 de diciembre, y en el septentrional desde el 21 de marzo hasta el 21 de junio.

Es la estación más linda del año, la que va acompañada de un renacer de la naturaleza. En el lenguaje figurado, podríamos decir: es la época en que una cosa ha llegado a su mayor grado de hermosura.

Los arroyos vuelven a respirar y la nieve se ha escurrido, y despiertan la hierba y las flores. Los días comienzan a ser más largos que las noches. Con la llegada de la primavera se renueva la vida en la Naturaleza.

El clima es más cálido comparado con el reciente invierno, y el cielo azul es despejado. En esta jubilosa estación el ambiente se llena de trinos y gorjeos y con las risas de los niños, jugando en parques y plazas.

Las prendas de lana son reemplazadas por otras más livianas. Desde épocas remotas del hombre saludó la llegada de la primavera con fiestas y ritos y se valió de ellos como de un culto propiciatorio a la divinidad para obtener buenas cosechas.

VIAJE ANUAL DE LA TIERRA ALREDEDOR DEL SOL

Sea cual fuere el lado del Sol donde pueda estar la Tierra, su eje, o línea que la cruza de polo a polo, está siempre inclinado en la misma dirección; el que se ve aquí es el polo norte.

Después del equinoccio de otoño -la época en que el Sol está directamente sobre el ecuador y el día y la noche son de igual duración en todas partes-, el polo norte se inclina, apartándose del Sol. Entonces, el hemisferio norte recibe menos luz que el sur, siendo su periodo mínimo de iluminación el solsticio de invierno, punto en que el Sol alcanza el límite más bajo al sur del ecuador.

Durante el invierno, las noches del hemisferio norte son más largas que están invertidas con respecto a las del hemisferio norte. En el perihelio -el punto de la órbita terrestre que está más cerca del Sol-, la Tierra debía estar en su momento de mayor calor.

Sin embargo, entonces hay un frío invierno en el hemisferio norte, cuyo polo está apartado del Sol. Seis meses después -en el afelio-, la Tierra estará a su mayor distancia del Sol, pero en el hemisferio norte habrá verano, porque después del equinoccio de primavera o vernal, el polo norte está inclinado hacia el Sol, y dicho hemisferio recibe más calor que el sur.

LA PRIMAVERA ES LA HERMOSURA DE LA NATURALEZA

En las regiones serranas y montañosas, al producirse el deshielo en las cumbres, aumenta el caudal de los ríos, cuyas cristalinas aguas bajan hacia los valles y riegan las tierras.

Los árboles frutales, como el duraznero, ciruelo, cerezo, etc. antes de vestirse de hojas o simultáneamente con la formación de éstas, se cubran de flores, rosadas y blancas, que son como símbolo de la estación.

En los desnudos árboles de los bosques aparecen miles de botoncitos verdes, que son conjuntos de hojitas que salen de las yemas. Los árboles adquieren otra vez la espléndida belleza del follaje, que había desaparecido en el otoño y el invierno.

Las abundantes flores que asoman ansiosas para recibir las caricias del sol ofrecen por primera vez su néctar tan delicioso a las abejas y nos ofrecerán la dulce y exquisita miel.

Con los primeros días cálidos, para muchos animales que durante el invierno se hallaban en letargo, la vida comienza de nuevo. De sus abrigadas guaridas, salen a respirar el aire renovado y a buscar alimento.

Con el clima templado reaparecen también las aves migratorias, como las golondrinas, que se dedican a la construcción de sus nidos, donde colocarán sus huevos.

MITOLOGÍA GRIEGA

A través de los tiempos, la primavera siempre ha sido la estación más hermosa, más esperada y más querida. De la mitología griega, ofrecemos este relato:

“Una joven diosa llamada Perséfone, hija de Zeus y Deméter, la diosa de la agricultura y la vegetación y todo cuanto la tierra produce, jugaba en un bosque con un coro de ninfas.

Rivalizaban en recoger las flores más bellas, y para ello se internaban en la fronda. La hermosa Perséfone no se dio cuenta de que alguien la estaba vigilando: era el dios Hades, poderoso rey del infierno y de las regiones subterráneas que estaba enamorado de la bella joven y quería casarse con ella.

Apartándose de las ninfas Perséfone se internó en el bosque atraída por la hermosura y el color de una extraña flor que resplandecía entre el follaje.

De pronto, se abrió la tierra junto a ella y Hades surgió de las profundidades, conduciendo su carro guiado por corceles inmortales, y se apoderó de la joven. La subió a su carro y, azuzando a los caballos, desapareció por la grieta.

La tierra volvió a cerrarse tras Perséfone y su raptor. Las ninfas, en tanto, buscaban a su compañera por todas partes sin encontrar señales de ella. Desesperadas, comunicaron a Deméter, la desaparición de su hija y la madre salió a buscarla.

Pasaron los días, y nadie había visto a Perséfone. Deméter entonces, acudió al Sol, que todo lo ve, y éste le contó el rapto.

DIOSES GRIEGOS VIVIFICARON LA TIERRA Y SUS ESTACIONES

La divina madre, indignada, se encerró entonces en una gruta y no saló de ella para fertilizar los campos. La tierra, abandonada por la diosa, se fue secando. Las hojas cayeron de los árboles, no hubo granos ni flores, y los hombres padecieron hambre.

Compadecido Zeus por esta situación, envió a Hermes a convencer a Hades de que devolviera a Perséfone. Hades accedió, pero con una condición: Perséfone pasaría unos meses con su madre y otros meses con él.

Aceptado el acuerdo con Deméter, Perséfone volvió con ella. Los meses que la joven pasa en compañía de la diosa corresponden a la primavera y al verano: toda la naturaleza se vivifica, hay plantas, flores, trigo, todo es color y abundancia.

Cuando Perséfone vuelve a hades, donde reina con su esposo, la naturaleza -desatendida por Deméter- queda mustia y triste. Es el otoño y el invierno. Así nacieron las estaciones.

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