LA BICICLETA: UNA HISTORIA SOBRE DOS RUEDAS

La historia de la bicicleta es muy antigua, basta recordar que el primer raid ciclístico importante en el Perú fue realizado hace más de 125 años, cuando en octubre de 1897, se lanzaron a la aventura, por polvorientos caminos y siguiendo la ruta de los arrieros, Manuel Rivera, con una máquina Spaulding y Joaquín Incháustegui, con una Columbia. Ambos cumplieron la hazaña de llegar a Pisco en 17 días.

En la antigüedad, precisamente en Egipto y en Babilonia se estuvo a punto de inventar la bicicleta, porque, desde tiempos muy remotos, sus habitantes usaron ruedas con pedales, para elevar el agua en los sistemas de riego.

A nadie le paso por la imaginación aplicar el descubrimiento para otros fines y, durante muchos siglos nada se hizo.

Los comienzos de la bicicleta como máquina de transporte se remontan al siglo XVIII, y su huella más antigua aparece en un vitral pintado de una Iglesia en Londres. Allí se muestra a una figura sentada sobre un aparato con ruedas y que aparentemente éste usa los pies para impulsarse.

DOS RUEDAS EN EVOLUCIÓN

En 1790, el francés Sivrac inventó el “celerífero”, vehículo de dos ruedas en el que los que iban montados recibían impulso con los pies que, apoyados en el suelo, actuaban como propulsores.

Otros atribuyen a M. Niepce, el invento de la fotografía, la invención del “celerífero” que ganó rápidamente popularidad entre los aficionados.

El ingeniero de monte y profesor de mecánica, Barón Carlos Federico Drais de Sauerbronn, nacido en Baviera, en 1816, mejoró la máquina anterior. La nueva versión se denominó “draisiana” y se distinguía del “celerífero” en que la rueda delantera giraba con independencia de la de atrás y no formaba un solo cuerpo como en el caso de la anterior.

Todavía se llama en algunas partes del mundo “draisiana” al aparato que sirve para inspeccionar las vías férreas.

LA BICICLETA EXPERIMENTÓ CAMBIOS SUSTANCIALES CON EL CORRER DE LOS AÑOS

LA BICICLETA: UNA HISTORIA SOBRE DOS RUEDAS

De allí no se registró nada hasta 1840 cuando el herrero inglés Kirpactrik Macmillan construyó en Escocia la primera bicicleta más o menos parecida a la de ahora. Este pionero tomó un “Caballo Dandy” le agregó pedales, un asiento confortable y un timón.

Él mismo manejó la máquina durante muchos años e incluso los severos policías ingleses lo multaron por “exceso de velocidad y maniobras temerarias”.

Le corresponde al francés Gavin Dalzell en 1846 mejorar la máquina de Macmillan, alcanzando fama, por lo que los franceses le atribuyen la invención de la bicicleta. Lo cierto es que tanto Macmillan como Dalzell son los verdaderos pioneros de su fabricación.

LA BICICLETA: UNA HISTORIA SOBRE DOS RUEDAS

Con la “alta ordinaria” como le denominaron algunos, comenzaron algunas mejoras y se perfeccionaron nuevas ideas: las ruedas de manera fueron sustituidas por otras de metal liviano con rayos igualmente livianos y llantas de caucho sólido se pegaron a los aros.

Pero la que verdaderamente marcó época en la invención de la bicicleta fue la incorporación de la catalina que impulsaba una rueda pequeña (piñón), tal como los mecanismos actuales.

CUANDO LAS RUEDAS INVADIERON EL MUNDO

Este mecanismo fue creado por H.J. Lawson en 1876. Esta bicicleta fue denominada “Safety” (segura) y fue puesta en el mercado en forma masiva por “Starley and Sutton de la Rover Company” de Inglaterra cuando al rubia albión dominaba los principales mercados del mundo.

Desde ese momento “la alta ordinaria” se comenzó a fabricar muy poco y sobrevivió hasta la última década del siglo XIX. La más grande revolución en la historia de la bicicleta fue la introducción de la llanta con cámara hecha por John Boyd Dunlop, en 1889.

Aunque recibida con escepticismo al comienzo por los ciclistas, pronto fue apreciada en su real valor encontrando que la llanta daba un mayor aumento de comodidad y velocidad. Desde esa fecha su uso se expandió rápidamente y desde 1893, el sistema no ha variado mucho.

LA BICICLETA EN EL PERÚ

Las primeras bicicletas que llegan a Lima son las “altas ordinarias” y los primeros en recorrer las empedradas calles limeñas son: Alberto Tiravanti, Zender y Jacobi.

En 1897, ya había carreras y los ciclistas más audaves se paseaban por Chorrillos por la línea del tren. Se logró batir el “record” para la milla que tenía Carlos Zavala, que era de seis minutos y 27 segundos.

Los limeños se dedicaron con mucho ahínco al deporte ciclístico y es el 17 de octubre de 1897 que estrenaba un velódromo, situado junto al Lima Cricket. En julio del siguiente año el velódromo era dotado de tabladillo de madera y en su inauguración, cuenta una crónica de la época, se estrenó una polka titulada “El velódromo”.

Las carreras continuaron realizándose por varios años hasta que las sucesivas crisis económicas impidieron la importación de bicicletas. Además la Gran Guerra Europea frenó la fabricación de las mismas.

Durante la época de Leguía se impulsó nuevamente el deporte fundándose la Federación Peruana de Ciclismo el 24 de mayo de 1924, siendo su primer presidente Don Manuel Angosto.

Lo último del deporte no es novedad. Nuestro último gran Campeón fue Hernán Llerena, quien causó sensación en la década del 40 al 50 llegando incluso a ser campeón sud-americano.

Los hechos más recientes son la cantidad de comisiones reorganizadores del ciclismo peruano que se han creado y lo cierto es que ya no existen esas famosas carreras que realizaban nuestros ciclistas con más pundonor que apoyo.

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