
Sin darse cuenta, jalan toda la sábana y dejan a sus parejas muertas de frío, roncan como gorilas y por causa de una pesadilla despiertan con sus gritos hasta a los sordos, sencillo ejemplo donde vemos los buenos y malos modales al dormir.
A las parejas que todavía se sienten en luna de miel nada de esto les afecta, pero el tiempo pasa y las costumbres quedan y, como nadie tiene vocación de mártir, el día menos pensado uno de los dos desfoga sus sentimientos de la peor manera. Aquí empiezan los problemas.
No es necesario tomar un curso de etiqueta para dormir en paz. Basta actuar del mismo modo en que se resuelven los problemas de la oficina: escuchando a todas las partes y buscando soluciones para conseguir un mejor rendimiento.

No se trata de exigir buenos modales a las dos de la mañana, cuando el sueño es profundo y los actos son inconscientes, sino de buscar salidas a esos problemas.
Quien ronca debe dormir de costado, quien jala las sábanas debe comprar unas más grandes o dormir con su propio juego de sábanas para no perjudicar al otro, y para dormir sin sobresaltos hay opciones naturales como la valeriana, agua de lechuga o de manzana, etc.
RIÑAS NOCTURNAS DARSE CUENTA A TIEMPO
Algunos no creen en el cambio que puede dar una persona, pero lo cierto es que todo en esta vida se puede transformar. El ser humano cambia de champú, de ropa, de tendencia política o de sexo, también podría cambiar sus costumbres en la cama.
La mayoría de parejas que asiste a consulta lo hace cuando la relación está tan deteriorada que difícilmente se puede arreglar. Sería mejor si vinieran ante los primeros indicios a fin de aclarar todo y mantener una relación armoniosa.

Hay quienes creen que sus modales a la hora de dormir son la causa de sus peleas, pero si esos mismos modales no los hicieron pelear antes y, de pronto, si… quiere decir que el problema es otro y hay que buscar las causas por medio de una conversación sincera.
El estado emocional de enamoramiento hace que una persona vea la vida en forma positiva y que los defectos de su pareja se minimicen. Pero cuando la relación se desgasta, pues ninguno de los dos se encarga de protegerla, la convivencia se convierte en un sufrimiento.
Actualmente muchas parejas se separan porque a pesar de vivir juntos no comparten sus vidas, sino únicamente obligaciones.
Convivir es difícil y compartir diariamente una cama lo es todavía más. Sin embargo, está en manos de la pareja hacer que la relación perdure o fracase.
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