La heroína peruana María Parado de Bellido, tremenda mujer luchadora que émula a griegos y romanos de los tiempos legendarios. Nació en la ciudad de Huamanga (Ayacucho) en el año 1777.
Cuenta la historia que era muy hermosa, a los quince años contrajo matrimonio con Don Mariano Bellido y de esta unión nacieron siete hijos que fueron educados en el trabajo, el honor y el cumplimiento del deber.
Fue el enlace activo entre las huestes guerrilleras que se hallaban en Cangallo y las de Lima. Tanto ella como su familia apoyaban la causa libertaria.
Desde muy joven colaboró con los patriotas al ayudarlos a planificar mejor sus ataques, causando la ira y desesperación de los realistas españoles.
Su esposo y su hijo formaron parte de los montoneros al mando de Cayetano Quirós. María, que continuamente comunicaba a Quirós el movimiento de los realistas, dirigió una carta a su esposo que era el receptor de Correos de Paras, dicha carta le fue escrita por Don Matías Madrid, por no saber ella leer ni escribir y apenas podía firmar.
En aquella carta, ella trató de advertirles que corrían peligro y debían replegarse, pues las huestes reales del coronel José Carratalá avanzaban hacia ellos.
El portador de la carta, un indio de toda confianza, a la entrada del pueblo de Paras, se encontró con dos fanáticos realistas llamados Luzón y Jaime, quienes sospecharon del indio y lograron apoderarse de la carta.
EL MOMENTO DE LA TRAGEDIA Y HEROISMO
A las 8 de la noche del 29 de marzo de 1822 empezó la tragedia. Se presentó a la casa de la familia Bellido un grupo de soldados españoles, los cuales la saquearon y tomaron presa a la heroína.
El General Carratalá, intrigado por la diferencia de la escritura de la carta y la firma, quiso obligar a la infeliz mujer a que denunciara al autor de la carta, y usando todos los medios de persuasión, de violencia y de amenazas se le formó un tribunal y se la sentenció a la pena capital.
En el día de la ejecución se le exhibió por plazas y calles, para así lograr que alguien con el escarmiento que se le daba, delatara al señor Madrid.
En todo momento mantuvo la calma y, dirigiéndose en actitud desafiante, no consintió que le vendaran los ojos, para así morir contemplando el cielo de esta, patria que tanto amaba.
Llegado el momento de la ejecución exclamó a sus captores: “No estoy aquí para informarles a ustedes, sino para sacrificarme por la causa de la libertad”.
María Parado de Bellido fue fusilada en la Plaza de armas de Ayacucho el 27 de marzo de 1822. Su cuerpo cayó desplomado con los cinco tiros disparados por los soldados españoles y su cadáver fue trasladado al templo de La Merced.
Su alma voló a la inmortalidad y legando a la posteridad el más valeroso ejemplo de heroísmo que contemplaran hasta este momento los pueblos americanos.
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