EL ORIGEN DE LOS PERROS DOMÉSTICOS
Hay muchos perros salvajes congéneres del doméstico, que evidencian un origen común en tiempos remotos. El más conocido es el lobo, que vive en todas las latitudes septentrionales. El lobo estuvo mucho tiempo estrechamente asociado al hombre, pero por sus depredaciones de ganado, fue perseguido y cazado en todo el mundo. El coyote que habita en las llanuras del oeste de América del Norte, es parecido a un lobo pequeño; y el chacal, que vive en Asia y África como el bingo australiano, son los más parecidos al perro.
HISTORIA
Hay pruebas abundantes de que el perro acompañó al hombre Prehistórico en todas las partes del mundo. Se han encontrado juntos huesos de hombres y perros en los depósitos de los antiguos cavernícolas. Se supone que el hombre de la edad de piedra domesticó al perro pues se han encontrado despojos en sus antiguas viviendas que lo atestiguan. Los dibujos hechos en las rocas por el hombre prehistórico sugieren que el perro colaboraba en la casa del reino. Los antiguos egipcios y asirios criaban perros de aspecto parecido a los actuales galgos y mastines. En el siglo III A.C. se utilizaban en la casa y como animales favoritos varias especies similares a las actuales.
El interés en la cría de los perros era evidente hace 2000 años, pero las 100 o más razas que se ven actualmente en las exposiciones caninas proceden de hace poco más de dos siglos.
Su variedad alcanza desde el minúsculo chiguagua que pesa aproximadamente medio kilo, al gran San Bernardo, que llega a pesar más que un hombre de buen tamaño. No sólo difieren las distintas especies en tamaño, sino también en forma, textura de la piel y color. El basset de patas cortas y el cargo de largas y finas extremidades difieren tanto entre sí como el día de la noche. Sin embargo, todas las variedades son de la misma especie y, exceptuando los de tamaño extraordinario, todos pueden cruzarse y tener descendencia fecunda.
RECIENTES