La tanatofobia o miedo a la muerte que nos aterra, tiene un origen tan antiguo como nuestras primeras dudas, al aparecer por primera vez el hombre sobre la tierra, sus esfuerzos y sus burdos pensamientos estuvieron dirigidos hacia la búsqueda de alimentos que calmaran su hambre y de un lugar que le cobijara del frío.
Fue solo cuando murió el primero de ellos que el hombre se dio cuenta que el hilo que anima su cuerpo era muy débil, y por eso cualquier tirón muy fuerte podría ocasionar su ruptura.
Entonces comenzó a filosofar, tratando de encontrar una respuesta a todas las interrogantes que esa primera muerte había planteado.
Se sostiene una razón por todas las personas unas más que otras, que le temen a la muerte, es porque se ha generalizado la idea que ella significa la aniquilación toda de nuestro ser.
REALMENTE LA MUERTE ES ALGO QUE NADIE LO PUEDE SOPORTAR
Lo que más atemoriza al hombre es pensar que algún día dejará de ser lo que es y se convertirá en nada, en absolutamente nada, y al cabo de unos años, cuando las lágrimas en los ojos de los que le amaban, se hubieran secado, entonces nadie sabrá que una vez estuvo aquí.
Por eso mucha gente invierte su vida tratando de realizar grandes cosas para que nunca se le olvide, para seguir viviendo por lo menos en la memoria de los hombres.
Claro el trascender en el tiempo y en la memoria es algo que sólo algunos lo consiguen: Homero, Maquiavelo, Shakespeare, Mozart, Julio César, Vivaldi, Einstein, Leonardo da Vinci, Vallejo, entre otros.
Pero como se dijo alguna vez por allí, si la vida es tan incierta y la muerte tan cierta, para que juntar tantas cosas para la vida y olvidarse de la muerte, y más aún cuando a veces ni sabemos lo que somos o lo que queremos y sólo la muerte nos lo dice.
Desde que tenemos uso de razón, no importa en qué país o cultura hayamos nacido, siempre quedará la duda en toda nuestra larga o corta vida: ¿Qué hay más allá de la muerte?.
A TODOS NOS ATERRA LA MUERTE
Como lo mencionábamos al comienzo de la nota, desde que desapareció el primer hombre sobre la tierra los que quedaron vivos le temieron a la muerte, y más adelante el miedo a la muerte está siempre presente en nuestro funcionamiento mental.
Está en nosotros aunque no nos demos cuenta, es que si este miedo fuera permanentemente consciente no podríamos vivir, nos asustaría hasta respirar y contaminarnos con los microbios del ambiente.
Es paradójico pero el propio miedo a la muerte, cuando es muy intenso, ha llevado muchas personas al suicidio, con el solo propósito de escapar de su miedo.
Mientras haya vida habrá terror a la muerte, ni siquiera el maestro del horror, Edgar Allan Poe, pudo librarse de él: el tiempo que estuvo en el hospital, poco antes de su muerte, hablaba sin cesar para alejar con la conversación a los fantasmas que se apiñaban en torno de su lecho y con los cuales mantuvo durante su delirio interminables luchas.
El miedo a morir no sólo sirve para hacernos la vida más difícil, sino que es el motivo que origina los grandes avances en los distintos campos de la ciencia, ya que el mayor deseo del hombre es vivir tan larga, intensa y ricamente como sea posible, olvidando su temor a la muerte.
Sin embargo, ese mismo deseo, en momentos como estos en que la violencia se apodera más rápidamente de los hombres, está ocasionando la creación de armas cada vez más destructivas y peligrosas, repitiéndose una vez más la paradoja: moriremos a causa de nuestras propias medidas de defensa contra la muerte.
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