Al turista que visita Perú y que llega por primera vez precisamente a su capital Lima, destaca ante su mirada unas sobresalientes cajas de madera por encima de paredes adobadas de siglos pasados, los balcones limeños en forma de cajón son la firma inequívoca de haber pisado tierra limeña.
El balcón tiene una representación simbólica desde un punto de vista literario (Romeo y Julieta) e histórico como plataforma de discursos de los mandatarios, ceremoniales, revistas a tropas, etc.

En 1938 Riva Agüero intentaba elaborar un inventario de la destrucción de Lima en los siglos XIX y XX. Primero fue la iglesia de la Caridad, luego el testimonio de la lenta y cotidiana destrucción de los balcones de cajón, la mejor seña, el mejor logotipo de Lima.
Estas bellezas arquitectónicas tenían clásica ascendencia mediterránea. Riva Agüero cree que su procedencia directa es la de los muxarabies (elemento arquitectónico tradicional de origen árabe) moriscos. El marqués de Lozoya planteó la procedencia canaria de los balcones limeños, efectivamente apreciable en el caso de los balcones abiertos del barrio de Vegueta en Las Palmas de la Gran Canaria y en Orotava.

En una conferencia del siglo XX de Jorge Bernales, nos acordó que en Andalucía también hubo balcones, y especialmente en Sevilla, pero que una ordenanza municipal en tiempos de Carlos V los prohibió por razones de higiene edilicia y acaso también por los rezagos de la persecución contra todo lo árabe de tiempos de los Reyes Católicos y en verdad ya casi no quedan en la capital andaluza.
Tampoco resulta exagerado establecer sus conexiones con los balcones colgantes de Cuenca y con los que hoy pueden admirarse en algunas ciudades del Caribe como San Juan de Puerto Rico y Cartagena de Indias.

CAJÓN DE MADERA: DE LA TRADICIÓN A LA ORIGINALIDAD
Estos cajones de madera tienen su personalidad propia, el enraizamiento en nuestra tradición hasta convertirse en algo original y característico. Cambiaron los estilos y la arquitectura de los balcones limeños no fueron la excepción.
Los primeros sobrios renacentistas fueron recargándose en el barroco, adquiriendo mayor movimiento y ondulación rococó o fueron aligerándose de madera sustituida por vidrios y cristales en los estilos románticos de inspiración francesa e italiana a lo largo del siglo XIX, pero perduraron hasta la alienación y la pérdida de identidad de las últimas generaciones convirtiendo a Lima en una de las ciudades más sugestivas del mundo.
Los balcones volados con tejadillo, o de antepecho, de balaustres finamente labrados y uso de celosías, frecuentemente en todo el cercano Oriente, existentes no solo en el Cairo sino también en Bagdad, ya en Estambul no se les veía, habrían sido ahuyentados de la península por la moda renacentista de balcones y ventanales a la italiana.

Una mezcla armoniosa de estilos es lo característico del balcón limeño de cajón que la incuria y el mal gusto fueron destruyendo, y que sin embargo se resisten a desaparecer del todo.
CRUZADA PARA SALVAR LOS BALCONES LIMEÑOS
En las décadas del 50 y 60 del siglo XX el profesor florentino don Bruno Roselli libró una verdadera cruzada en su defensa desde el seminario de historia del arte del Instituto Riva Agüero: organizó una magnífica exposición con maquetas, fotografías, croquis de la vieja Lima ubicando los 300 balcones que deberían salvarse.
A partir de este elogio, Calancha y Paul Moran organizaron un concurso para detectar el crucero de las calles limeñas, desde la cual se apreciaba la mayor secuencia de balcones (que resultó ser entre las calles Jr. Carabaya con Jr. Ucayali, donde está el Hotel Maury en que él se hospedaba) y dotó de su peculio los premios para los ganadores.

Posteriormente muchos de estos balcones fueron rescatados piadosamente de las demoliciones y se los guardó en un depósito a la espera de tiempos mejores, pero un misterioso incendio acabó con ellos; denunció en algunos periódicos que le daban cabida los casos, día a día repetidos, de dolosos derrumbes y de nocturnas depredaciones.
Casi nadie les hizo caso, muy pocos lo apoyaron y alentaron, algunos reaccionaron cuando la pérdida fue irreparable porque el patronato para su defensa, creado hace pocos años no ha tenido resultados concretos.
Pocos sobrevivieron y lo interesante de los balcones limeños fue su personalidad propia, tristemente inminentes proyectos de modernización acabaron con las casonas que los albergaban para transformarse en playas de estacionamiento o edificios.
CONTRASTES DE LOS BALCONES LIMEÑOS
Aquí una resumida colección de fotografías que capturan la esencia de los antiguos balcones de Lima, revelando un marcado contraste en su estado actual.
Algunas imágenes documentan la belleza de estas estructuras históricas que, lamentablemente, se encuentran en un evidente estado de deterioro, con la madera desgastada y la pintura descolorida por el paso del tiempo.
Sin embargo, otras instantáneas muestran balcones que han sido meticulosamente restaurados y conservados, luciendo su esplendor original y reflejando el valor patrimonial que aún poseen en el corazón de la ciudad de Lima.






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