EL NOBLE ARTE DE SER AFILADOR CUCHILLOS NO SE HA PERDIDO
En una fría mañana de invierno por las calles de Magdalena divisamos a lo lejos a un curioso personaje, aquel que siempre hemos visto desde que somos niños , ahí va llegando el maestro afilador de cuchillos, sorprendidos, nos acercamos y lo observamos trabajar.
Daniel tiene una profesión muy particular y junto a su afilador de cuchillos sale a recorrer las calles de lima. Como todas las mañanas desde hace 45 años, haciendo sonar entre esquina y esquina su característico silbato dando aviso de su presencia en la calle.
Los negocios como las carnicerías, chifas, restaurantes y panaderías son de sus clientes más habituales, así como una que otra ama de casa sale apresurándose a la ventana para solicitar de sus servicios del afilador.
En un dos por tres el maestro afilador voltea su máquina, coloca la faja y la carretilla se transforma en máquina afiladora. Daniel como afilador, afila cuchillos, tijeras y navajas, los hace uno a uno con dedicación y esmero.
HERRAMIENTA DE TRABAJO
Su afiladora se compone de una piedra circular conectada con una faja de jebe extraída de un neumático viejo hacia una rueda del triple de su tamaño la cual gira gracias a la acción de un pedal, todo esto construido de manera artesanal.
Cada día es diferente pues siempre conoce gente nueva y la extensa caminata mantiene su físico en forma. Al final del día y luego de haber recorrido calles y comercios revisa sus bolsillos y ve recompensado el esfuerzo de su trabajo.
Hay muchas profesiones que pensábamos que ya no existen o que están desapareciendo, por lo que ver trabajar al señor Daniel de afilador de cuchillos es testimonio viviente de que estos nobles oficios se mantienen vivos hasta nuestros días.
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