CON MOTOR Y DIRECCIÓN SE PODÍA CONTROLAR EL VUELO

CON MOTOR Y DIRECCIÓN SE PODÍA CONTROLAR EL VUELO

Pero Albert tenía unas ganas locas de volar. Voló. Desde entonces, no pienso en otra cosa. Ya en la primera ascensión no paraba de hacer preguntas. Quería saber todo. Cuando no estaba andando en automóvil estaba volando en globo. Acabo diseñando uno, el “Brasil”. Era liviano (14 kilos), de seda transparente.

Alberto aprendió todo sobre el asunto. Y se puso a construir sus propios globos. Pronto entendió el problema de los que estaban tratando de hacer un globo dirigible: se precisaba un motor más liviano. ¿Por qué no usar el motor de petróleo, y ya era empleado en autos y motocicletas? Con esa idea en la cabeza diseñó y construyó un globo de motor, el “Santos Dumont N° 1”.

La primera experiencia fue desastrosa. Alberto pretendía subir contra el viento, al contrario de lo que hacían los globos sin motor.

Así tendría tiempo de elevarse antes de llegar al final de la pista, lleno de árboles. Pero, a insistencia sus amigos, hizo lo contrario: subió a favor del viento. Y sucedió lo previsto por el: el globo chocó contra los árboles. Pero no desistió: realizó la experiencia como la había planeado. El globo subió. Y funcionó.

EL GLOBO AL FIN UN DIRIGIBLE

¡Finalmente, un globo era dirigible! Poca gente todavía entendía el asunto, pero todos los futuros dirigibles del mundo, inclusive los famosos Zeppelines, serían basados en el dirigible que Santos Dumont inventó en 1898 con riesgo de su vida. Pero Alberto nunca estaba satisfecho. Continuó experimentando y perfeccionando.

De vez en cuando entraba en una tempestad o en otras desventuras. Varias veces estuvo a un paso de la muerte. Pero iba haciendo modelos cada vez más perfeccionados: “Santos Dumont n° 2“, “n° 3”, “4”, “5”. Finalmente, con el “n° 6” ganó el premio de Deutsch. El mundo entero quedó boquiabierto.

¿Qué era el premio Deutsch? Una recompensa de 100.000 francos para quien probar a ser capaz de hacer un dirigible. La prueba consistía en salir de Saint-Cloud, Dar la vuelta a la torre Eiffel y volver al punto de partida en 30 minutos, o menos.

Dos años tardo en aparecer un globo capaz de la hazaña. El primero en conseguirlo fue el “Santos Dumont n° 6”, piloteado por el propio inventor. Fue un delirio.

A los 28 años, Alberto era ahora un hombre serio, siempre muy ocupado, respetadísimo en el mundo entero. Hasta Thomas Edison se sacó el sombrero ante él. El gobierno francés lo contrató para construir en Neuilly, El primer aeródromo del mundo.

Pero su ocupación principal era todavía el progreso de la aviación.

PERFECCIONANDO DIRIGIBLES

Continuó perfeccionando dirigibles. Y cuando llegó al “n° 14”, en 1905, ya tenía otra preocupación en la cabeza: aviones. ¿Porque Santos Dumont no estaba satisfecho con los dirigibles? Es que los dirigibles eran muy lentos y grandes, unos esperpentos difíciles de maniobrar.

Cualquier ventolina algo fuerte era un problema: si globo era bastante liviano como para subir, era también bastante liviano como para cerrar lastrado por los vientos de las alturas.

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